Laujar vive la vendimia más triste del último siglo

La cosecha útil no llega al 15% a causa del granizo de la Noche de San Juan

Una imagen de la vendimia en tierras de Laujar
Una imagen de la vendimia en tierras de Laujar
Antonio Fernández
01:00 • 29 sept. 2014

En un pueblo como Laujar la vendimia es una verdadera fiesta, es el momento en el que se recogen los frutos del trabajo de todo un año, cuando el campo da empleo a cientos de vecinos y vecinas. Una explosión de alegría que este año no ha llegado por la brutal disminución de la cosecha.
El año se arruinó poco antes de las doce de la noche del pasado 23 de junio, en la Noche de San Juan. En poco más de diez minutos una impresionante granizada echó por tierra la cosecha de uva e incluso provocó fuertes daños en las vides, muchas de las cuales habrán de ser renovadas.




Noche negra Aquella noche la granizada hizo trizas las expectativas de un buen año de uva, porque estaba siendo un año de pocas lluvias, de temperaturas suficientes para que la uva tuviera un excelente contenido de azúcares y para la expectativa de obtener de ella excelentes caldos.
Bernardo Vique, presidente de la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Laujar-La Alpujarra, explica que esa noche quedó destruida un 80 por ciento de la cosecha de uva para vinificación de la zona, con especial incidencia en Laujar. El tiempo le ha dado la razón e incluso ha aumentado la importancia del daño porque del 20 por ciento restante más de la mitad de la uva no podrá ser utilizada para elaborar vinos al estar seriamente dañada por los golpes.




Desastre histórico  Las pérdidas tienen una magnitud no conocida en la comarca desde hace más de un siglo, “desde siempre a tenor de los datos y de la memoria de la gente”, señala Vique, que lamenta que no sólo se ha perdido la cosecha de este año, sino que probablemente el año que viene presentará registros similares ya que en muchos casos las vides han sufrido daños importantes en la madera (tal fue la violencia de los impactos del granizo) por lo que necesitarán al menos dos años para alcanzar un nivel de producción adecuado o parecido al de los últimos ejercicios.




El lamento  Tanto para el presidente de los viticultores y bodegueros como para el alcalde de Laujar, Emilio José Romero, la pérdida de la cosecha ha sumido al pueblo en la tristeza “porque esto es la vida de mucha gente que lleva toda la vida cultivando las uvas y haciendo vino”.
Normalmente la vendimia supone trabajo para cientos de personas. Cada año esta época de recolección da empleo a muchos vecinos de la localidad que se reparten los alrededor de 20.000 jornales que genera la actividad. “Este año pocos, muy pocos, han podido echar un día de trabajo, y esto es un desastre”, explica Bernardo Vique.




Mini vendimia  La reducción de la producción ha sido tan brutal que la vendimia de este año, que normalmente se prolonga durante un mes o un mes y medio, “este año se ha despachado en dos fines de semana, apenas tres o cuatro días, tal es la magnitud de la pérdida de cosecha”.
Un desastre para Laujar pero también para el conjunto del sector vitivinícola de la provincia de Almería porque la denominación Laujar-Alpujarra supone cerca del 80 por ciento del total de vinos que produce la provincia.




Buen vino pero escaso Los datos sobre el volumen de la producción así lo ratifican, ya que de una producción en la comarca que ronda 1.800.000 kilos de uva, este año se han recogido poco más de 100.000 kilos. Un único consuelo, “la poca uva que vale es de buena calidad y los vinos al menos serán buenos, según sostiene el presidente de los bodegueros.
Para el alcalde laujeraño la situación supone un varapalo para todo el pueblo y para la zona “porque aquí hay muchas familias que viven de la vid, de la uva, del vino, forma parte de nuestra cultura y de nuestra economía y, lamentablemente, nos hemos quedado sin ella este año y me temo que al menos para dos o tres años, porque los daños son muy cuantiosos”.




Sin respuestas Al lamento por el desastre climático se une la ausencia de respuestas deadministraciones como el Gobierno, la Junta o la Diputación. Emilio Romero no duda en afirmar que Laujar y toda la zona afectada “está siendo ninguneada por los gobiernos e instituciones, y esto es muy triste para nosotros”.
Asegura el alcalde que, en esas condiciones, será difícil mantener la actividad productiva en las localidades y conseguir el objetivo de que los pueblos no se vacíen.





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